Abril 2013 019
 
 
Cuando Miguel de la Cuevas
te ha dejado ese balón
me he acordado que hace años
en similar posición,
contra el Eibar en segunda,
la pelota te cedió
alguien que ya no recuerdo
y, con gran colocación,
deshiciste el cero-uno
que había en el marcador.
Luego aquí llegó Lotina
y tu marcha a Leganés,
con Osasuna en primera
llegó la hora de volver
y esa vez el de Meñaka
ya no tardó mucho en ver
que la media de Osasuna
necesitaba tu piel.


 
Fueron pasando los técnicos
y también los jugadores
que, a tu lado, de rojillo
formaban doble pivote.
Unos años se sufría,
maltratando al corazón,
para seguir peleando
en primera división,
otros años más tranquilos
guardamos la posición
y jugamos la final
de Copa en el Calderón.
Luego llegó el cuarto puesto
y, tras la eliminación,
nos lanzamos a la UEFA
con una gran ilusión,
marcaste dos al Odense
y caímos en Nervión.
Y en todas esas batallas
con el diez en el dorsal
se hallaba el cuerpo y el alma
de nuestro Patxi Puñal.


La grada nunca dejaba
de tu canción entonar
cuando marcabas penaltis
o te veían luchar.
Tras el año de Camacho
con agónico final
Cruchaga te dio el testigo
de ser el gran capitán
y has batido nuestro récord
de partidos disputar.
Y este año te ha llegado
la sensación tan extraña
de ver el juego en el banco
y también desde la grada.
Pero ha llegado el momento
que le llaman “de verdad”
cuando es a todo o nada
y sólo vale ganar
en la que necesitamos
los rojillos de verdad.
Y desde el primer pitido
te anticipaste al rival,
robando y pasando bolas
y presto para apoyar
balones comprometidos
para poderla jugar
y has sacado con tu diestra
faltas desde el lateral.
Por eso cuando Miguel
te ha pasado ese balón
te he gritado que chutaras
pues sabía que era gol.