lunes, 23 de noviembre de 2015

LA SOPRANO NAVARRA RAQUEL ANDUEZA, FRENESÍ BARROCO, CANTA ESTE FIN DE SEMANA EN MADRID



LOS DÍAS 27 Y 28 DE NOVIEMBRE ACTUARÁ
EN LA FUNDACIÓN JUAN MARCH DE MADRID 
. A los 6 años empezó a cantar en el Coro de Maristas, que dirigía el P. Goicoechea

A Raquel Andueza le entusiasmaba cantar desde mucho antes de que el padre Goicoechea la admitiera con seis años en el coro de los Maristas de Pamplona, donde ya estaban sus hermanos. Comenzó a estudiar violín y solfeo en el conservatorio, pero se quedaba a escuchar las clases de canto detrás de las puertas. Desde entonces no ha dejado de cantar. De su entusiasmo contagioso tuvo noticia el gran público gracias al disco de 2010Yo soy la locura, que cabe considerar un superventas de la música barroca en España después de haber vendido alrededor de 20.000 copias 'físicas' (digitales aparte). La soprano navarra y su grupo de formación variable, La Galanía, lanzan ahora Yo soy la locura 2, publicado como el primero por su propio sello discográfico, Anima e corpo. Andueza es la primera sorprendida por el éxito de aquel disco "de concepto tan abstracto, con muchos temas anónimos". Cree, sin embargo, que la música barroca está más próxima al público de lo que se puede suponer: "La gente joven no está alejada en absoluto de ese repertorio. Hay un componente actual en él, una sonoridad casi de concierto acústico debido a que en aquella época no existían grandes orquestas ni tampoco la seriedad que hoy acompaña a la música clásica", reflexiona. Yo soy la locura 2 incluye 14 temas en los que es fundamental -en esto Raquel Andueza se declara "maniática"- que la letra se entienda. Más de uno se sorprenderá del alto voltaje de alguna de las piezas recogidas en el álbum, tres de las cuales son reconstrucciones sobre aires típicos de la España barroca (seguidillas, zarabanda y jácara) realizadas por el musicólogo Álvaro Torrente. Seguidillas de la venta, por ejemplo, ilustra simple y llanamente el vulgar regateo para contratar a precio de saldo los servicios sexuales de una moza en una posada. En la Zarabanda del catálogo, un donjuán tabernario glosa las habilidades amatorias de una colección de mujeres. Por último, Jácara de la trena se basa en un texto de temática hampesca de Francisco de Quevedo. Por lo demás, el disco recoge obras de compositores españoles como Santiago de Murcia, Luis de Briceño, Juan Hidalgo, Gaspar Sanz o Lucas Ruiz de Ribayaz, así como la pieza que da título tanto al nuevo registro como al primero, Yo soy la locura, original de Henry du Bailly y extraído de una colección publicada por el laudista francés Gabriel Bataille.
La búsqueda de estas composiciones ha tenido un punto detectivesco pues llevó a Jesús Fernández Baena, piedra angular junto con Raquel de La Galanía -donde además toca la tiorba-, a colecciones musicales de Inglaterra, Venecia y París. "Jesús sabe muy bien dónde puede haber algo digno ser rescatado -señala Andueza con un punto indisimulado de admiración-. Luego transcribe y hace los arreglos de la música antes de ponerla en común con el resto de los intérpretes". La soprano pamplonesa habla de la supeditación del cantante al texto con una convicción que revela mucho de ella misma. Lo explica sin ambages: "Cuando tienes una letra en español debe entenderse lo que cantas, aunque eso suponga hipotecar un poco la belleza de la voz. Si te encuentras con una 'i' o una 'u' en un registro agudo, puedes cantar una especie de 'a'. Es mucho más fácil y suena precioso, pero sencillamente no es eso". Raquel Andueza habla, por supuesto, de vanidad. Cuando su profesora de canto en Londres, donde estudió de los 19 a los 23 años, le recomendaba "salir a escena con la cabeza bien alta y paso elegante", ella sentía que no encajaba en aquel mundo, hasta el punto de que pensó abandonar y dedicarse al rock o, más bien, al jazz.Siempre cantando, eso sí". Para mí, hacer música era otra cosa -rememora-. Creía y creo que hay que dejar el ego aparte porque la música es más importante que yo; los intérpretes somos solamente un canal". Esta conciencia de su 'pequeñez' tiene para ella un lado bueno: "Saber que todos somos humanos y, por tanto, imperfectos me permite relajarme a la hora de actuar".
Es fácil reconocer en Andueza a la niña que cantaba sin descanso en imitación de sus hermanos. De hecho, no se siente todavía completamente a salvo de la vergüenza cuando se sube a un escenario. "Yo no soy tímida [lo cual es obvio], pero sí vergonzosa", confiesa. "A veces siento pudor y hasta me sonrojo, por ejemplo, cuando me quedo sola ante el público demostrándole lo bonito que soy capaz de hacer un ornamento en un aria de Haendel. Tengo pudor y, sobre todo, respeto por la música, que está por encima de mí", repite. La soprano no se ve grabando un disco de canciones románticas, españolas o pop, pero sí en un programa de música americana a base de 'standards' de jazz con una 'big band' a la que le ha echado el ojo. En 2016 tiene previsto en Bélgica un recital con temas clásicos de jazz e improvisaciones junto al pianista granadino Darío Moreno, así como cinco conciertos "diferentes" en el marco del Festival Van Vlaanderen de Malinas, también en Bélgica. Sin esperar tanto, los amantes del repertorio barroco pueden escuchar a Raquel Andueza y La Galanía los próximos viernes y sábado (27 y 28 de noviembre) en la Fundación Juan March de Madrid. El grupo, compuesto en esta ocasión por Andueza, Fernández Baena y César Hualde (guitarra barroca), interpretará obras de compositores italianos de los siglos XVI y XVII como Monteverdi, Antonio Cesti y Francesco Cavalli.

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