miércoles, 9 de marzo de 2016

EL GRAN MISERERE DE ESLAVA EL 21 DE MARZO EN EL BALUARTE CON IGOR PERAL DE TENOR


Igor Peral, Rinaldo Zhok y Jesús Echeverría
DE LA CATEDRAL AL BALUARTE


“El gran Miserere” de Hilarión Eslava es una obra que se representó en la seo de la vieja Iruña desde el principio de la década de los 70 hasta mediados de los noventa. El año pasado, la Federación de Coros de Navarra se lanzó al rescate y, tras estrenarla en el Auditorio de Zaragoza (lleno absoluto, más de 2.000 personas), presentó a los pamploneses la exquisita y erudita versión del director Jesús Echeverría y la sabiduría de José Antonio Huarte, director del coro. La cita será el lunes 21 de marzo en Baluarte a las 20.00 horas. Entradas a 10 euros.


se ha recuperado una tradición

La Federación de Coros, lo que ha pretendido como primer objetivo  es recuperar una tradición, que se dejó de hacer, no se sabe por qué. Eso sí, hay que destacar el trabajo ímprobo de Jesús Echeverría, ya que el material que había era infame para poder hacer una edición crítica, que esperemos que se publique próximamente, así como la grabación audiovisual que se realizó en el concierto de Zaragoza. El segundo objetivo ha sido poner en valor a los músicos navarros actuales, que no están trabajando de una forma digna en su tierra; de hecho, se les reconoce más fuera que aquí, como es el caso de Jesús Echeverría, que ha estado casi 15 años sin dirigir en su ciudad, o el de las dos solistas. Y con cantantes navarros como es el caso del tenor Igor Peral, que sustituye en esta ocasión a Thomas Bettinger. En tercer lugar, el hecho de que la gente de los coros que se ha sumado a este proyecto aprende muchísimo, tanto con José Antonio como con Jesús, y luego puede trasladar esas enseñanzas a sus coros”.

LA VERSIÓN DE JESÚS ECHEVERRÍA


Intenta reproducir mediante un laborioso trabajo de investigación la composición original de Eslava. “Esta obra se lleva interpretando en Sevilla desde 1837, lo que sucede es que esa versión que se viene haciendo en la capital andaluza ha cogido muchísimos vicios, tanto por problemas de estructura como de orquestación. Por ejemplo, había años en los que no se podía contar con un instrumento y se sustituía por otro, y ése se quedó para siempre. Por eso, lo que ha intentado hacer Echeverría es coger el original y trasladarlo a una partitura absolutamente fidedigna para hacer esta versión tal y como en su día la pensó Eslava. El trabajo ha sido difícil porque no contaba con un manuscrito del propio Eslava, ya que la partitura original, que está en Sevilla, ha tenido tantos directores por encima que ya no se sabe qué es original de Eslava. La que nos queda aquí, en la catedral de Pamplona es de un copista, y éste pudo cometer errores o incluso poner algo de su creación, así que, para elaborar la actual, también ha utilizado la que se encuentra en la Biblioteca Nacional, que es anterior a la de Pamplona y está limpia, y una versión de piano de 1835. Con estos tres materiales ha ido organizando y eligiendo el material que conforma la partitura que presentaron el año pasado.
Por otra parte, José Antonio Huarte resalta tanto la importancia de la obra como la talla de su autor. “El Miserere de Eslava es una gran obra, con influencias italianas, algo normal en aquella época. Al margen de esto, sus problemas radican en que tiene pasajes difíciles de cantar y otros son difíciles en afinación e incluso de dirección... Pero, una vez que se estrenó en Sevilla, tal fue su éxito que muchas catedrales pidieron ese Miserere para poder interpretarlo en sus respectivas seos”. A este respecto, Echeverría recalca que la fama de esta obra “vino dada porque Sevilla, en Semana Santa, es un hervidero de gente, lo que primero le propició una fama regional que luego se trasladó al resto de España a través de la Iglesia, no tanto por la parte civil. 


Lo curioso es que, con el paso de los años, el propio Eslava quiso quitar este Miserere porque no era muy acorde con la música que requiere la Semana Santa, más triste, y para la que incluso se prohibía que hubiera órgano o instrumentos, solo debía interpretarse a capella. Y la obra de Eslava es, en cierto modo, banal, en cuanto a la sensación operística que tiene... Pero no pudo conseguirlo porque se había instalado ya como un acto social en Sevilla”. Al margen de ese cariz tradicional, la obra destaca por su innegable calidad, aunque también tuvo sus enemigos. “Se trata de una pieza extemporal, no pertenece al lugar para el que fue creada, en el sentido de que fue creada para Semana Santa y lo que suena no es a Semana Santa. El culpable de que se denostara fue Felipe Pedrell, quien habló muy mal de la obra de Eslava en general y del Miserere en particular, ya que, para él, desmerecía con su influencia italiana la música eclesiástica española. Pero hay que decir que la música es bellísima, las melodías son líricas, con una belleza extraordinaria, y también tiene dolor, tristeza y profundidad; de hecho, la obra está compuesta en modo menor y solo dos o tres números en mayor. En la actual versión, Echeverría, además, ha intentado evitar esa sensación trivial o frívola de la ópera, traduciéndose en una música amable pero sin exagerar, con lo que se consigue una obra dramática, que es lo que requiere. Por otra parte, aunque en su día las voces femeninas las hacían niños, puesto que la mujer tenía prohibido participar, ha optado por recuperar las dos voces femeninas solistas, bajo la premisa ya mencionada de intentar dar salida a los nuevos valores navarros.


LA GRAN OBRA DE HILARIÓN ESLAVA

Elenco. La obra de Eslava será interpretada por el coro de la Federación de Coros de Navarra (130 voces), la Orquesta Sinfónica Goya y los solistas Igor Peral (tenor), David Ortega (bajo), Andrea Jiménez (soprano), Noemí Irisarri (soprano) y Hugo Bolívar (contratenor). Jesús Echeverría dirige a la orquesta mientras que José Antonio Huarte hace lo propio con el coro.
Hilarión Eslava. Nacido en Burlada, el 21 de octubre de 1807, murió en Madrid el 23 de julio de 1878. Compositor y musicólogo, fue niño del coro y vilolinista de la catedral de Pamplona. En 1828 logra el cargo maestro de capilla de la catedral de Burgos, para posteriormente trasladarse a Sevilla, donde se ordena sacerdote y ejerce como maestro de la Real Capilla. En 1844 viaja a Madrid, también como maestro de la Capilla Real de Madrid. En 1854 es nombrado profesor de composición del Conservatorio de Madrid, centro que, once años después, pasaría a dirigir. Entre sus obras se encuentran tres óperas (Il solitario, Las treguas de Tolemaida y Pietro il Crudele) además varias piezas sinfónicas y 140 composiciones religiosas.



EL ENSAYO CON IGOR PERAL

-Querido Ángel: hoy tengo ensayo con Igor Peral del “Miserere" de Eslava. Si te apetece venir estaremos en la Escuela de  Canto Ahots, que está en la calle Río Ega. Es a las 4 de la tarde. Siempre es un placer verte y charlar contigo aunque sea unos minutos.

-Allí estaré con mi cámara fotográfica. Precisamente el piano Kawai con el que vais a ensayar es mío,  cedido gentilmente a mi amiga Cristina Sevillano para su escuela.



Dicho y hecho. Recién llegado de Tudela de actuar junto a Rafael González y Marcos Sáenz de Pipaón en la Residencia Geriátrica de San Juan de Dios en el barrio de Lourdes de la capital ribera, que celebraba la fiesta de su patrón hice escala en el barrio de La Milagrosa de Pamplona y durante dos horas no me perdí detalle del ensayo de “Maelo” Echeverría con el tenor Igor Peral con Rinaldo Zhok al piano y Carlos Gorritxo, Presidente de la Federación de Coros de Navarra, como único espectador.




EL TENOR NAVARRO PASÓ LA PRUEBA

Igor Peral demostró que había estudiado su papel  a conciencia. El ensayo fue como pasar un examen con alta nota porque sólo quedaba matizar, dar la impronta que quiere el director. Y vaya que sí lo hizo “Maelo”. Le transmitió que cantara sin hacer ópera, con sentimiento, interpretando la letra con dulzura siempre, a veces en tono desgarrador, respetando los silencios, que también son música, sin los “vicios” que puede traer de la zarzuela o la ópera para trasladar un mensaje de dolor a veces y de religiosidad siempre. Fueron repasando capítulo por capítulo, frase por frase, leyendo primero la letra y traduciéndola luego con música vocal, con muchos matices y exigencias. Jesús Echeverría le felicitó a Igor por su trabajo y quedó satisfecho del nivel ofrecido la primera toma de contacto de cara a su presentación el 21 de marzo en Baluarte.




El acompañamiento de Rinaldo Zhok impecable, Es un monstruo del piano. Le pasé la página y pude apreciar su talla musical a escala internacional. Para él también tuvo Jesús Echeverría sus momentos, que admitió de buen grado por ser la versión del director navarro de OliTe que hay que respetar.
Este año el “Miserere de Eslava” no se lleva a la Catedral sino al Baluarte por 10 euros, el costo de tres cervezas, como decía Carlos Gorritxo. Valdrá la pena. Hay un montón de horas de trabajo detrás que hay que valorar. Todo tendrá su premio, amigo Jesús. Al tiempo. De momento ahí queda tu propósito de sacar del arcón de los recuerdos a compositores  navarros y, si puede ser, también coros y cantantes de la tierra. Mi aplauso y reconocimiento, querido “Maelo”.



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