lunes, 25 de abril de 2016

Memorias de José Antonio Huarte: SU NIETO JAVIER DIBUJA EL PERFIL HUMANO DEL MAESTRO CON MOTIVO DE LA CONCESIÓN DE LA MEDALLA DE ORO DE LA FEDERACIÓN NAVARRA DE COROS (Cap. 4º)


Tres generaciones compartiendo escenario 

"Mi abuelo es un claro reflejo musical y personal 
del gran músico tudelano Fernando Remacha"

ja huarte centenarioCuando me enteré que le iban a conceder la Medalla de Oro de la Federación de Coros la alegría fue enorme, sobre todo sabiendo que en otros años se les han concedido a otros grandes músicos navarros como Aurelio Sagaseta, los padres Sagüés y Goicoechea o Lorenzo Ondarra. Por eso, y lo puedo decir muy orgullosamente, el abuelo es una de las figuras más importantes de la música y de la cultura navarra a lo largo del siglo XX y XXI. Estos días para mí están siendo especiales, porque me vienen muchos recuerdos, vivencias familiares y musicales que he vivido desde crío y que han estado muy relacionados con la música. Hay que decir que casi todos los miembros de mi familia han pertenecido a las principales instituciones corales de Navarra como el Orfeón Pamplonés, la Coral de Cámara de Pamplona, Capilla de Música de la Catedral, Coro de Voces Graves de Pamplona o la Coral de Añorbe, por lo que siempre hemos llevado la música, y más en concreto la música coral, en el corazón.





 Mis recuerdos musicales con mi abuelo son innumerables. Aunque era muy crío, recuerdo el asistir a ensayos del Orfeón, sentado al lado de mi madre en aquel sofá verde que había. Pero también recuerdo los ensayos que se hicieron en Puente La Reina de la Ópera Marina, con motivo del concierto-homenaje que ofreció el Gobierno de Navarra en el centenario de la muerte de Arrieta y que el mismo dirigió, o los ensayos de la Coral de Añorbe y del Coro de Voces Graves de Pamplona. Recuerdo lo exigente que era en los ensayos de la Coral de Añorbe y de Voces Graves, y al mismo tiempo la satisfacción que daba escuchar aquella cuerda de tenores que había en la Coral y aquel coro de hombres que para mí ha sido el coro más perfecto que he podido escuchar hasta ahora, con aquellos pianos escalofriantes, que conseguían en un compás llegar hasta las FFFF, pasando anteriormente por todos los planos sonoros.






Recuerdos de la infancia
Por eso, con esas canciones que se cantaban, esa forma de cantar y de interpretar la música coral, todo me cautivó desde que era crío. Recuerdo las palabras de su gran amigo, Juan Ángel Iribarren: “los coros de José Antonio son inconfundibles, siempre se caracterizan por su sonoridad y su afinación”. Y sobre todo sus armonizaciones y composiciones que en muchos coros de nuestra tierra se siguen cantando: Allelluya Ezpatadanza; Navarra Mía; El Roncalés; Goizeko Izarra; la suite de canciones vasco-navarras… También la genialidad y el provecho que saca cuando monta y dirige las obras, aunque sean bastante sencillas, por cómo llegan a cautivar al público. Recuerdo una interpretación del Hora Mística en la Iglesia de Añorbe el día grande de fiestas. Aquel piano que hicimos al principio aún me pone los pelos de punta, como ver a la gente del pueblo llorando cuando acabamos de cantarlo. También recuerdo cuando cantamos en una Semana Santa el Himno Eucarístico de Busca Sagastizábal. Era impresionante verlo dirigir, con qué fuerza y expresión lo llevaba, y cómo hacía sonar al coro. Por no hablar también cuando se interpreta en la Coral de Añorbe la Salve de Eslava, la gente se suele quedar impresionada, con qué fuerza y garra la cantamos.





Y hablando de fuerza y garra, cómo le gustan las voces de nuestra tierra. Esas voces grandes, rotundas, con fuerza y brillo que en sus coros siempre han estado presentes. No quiero decir nombres porque tendría que nombrar a decenas y decenas de personas y seguro que se me olvidaría muchas. Tiene un gran recuerdo de las personas que le han acompañado en su larga trayectoria musical, desde el inicio allá a principios de los 60 hasta los coros que dirige en la actualidad.
 La influencia de Remacha
Sobre todo recordaré siempre las horas y horas que hemos pasado hablando de música y los innumerables momentos que le he visto componer y armonizar. Es impresionante ver los análisis que realiza de las obras, de su estilo, de cómo hay que interpretarlo. De la forma que vive el gregoriano. Por no hablar de su maestro, Don Fernando Remacha. Ha sido y será su referente musical. Siempre habla de su humildad. Creo que mi abuelo es un claro reflejo musical y personal del compositor tudelano. Aún se queda impresionado de su obra musical y de su labor pedagógica al frente del Conservatorio Pablo Sarasate. Muchas veces, cuando oyes la música de los dos músicos, no sabes distinguir de quién es. Como el Ave María que cantamos en el Orfeón.



Cuando en el Orfeón cantamos una obra que él también ha preparado, me suele explicar detalles de la obra, de su interpretación, de su dificultad para aprenderla e interpretarla. Incluso me enseña las partituras que tiene en casa de esas mismas obras y veo las innumerosas anotaciones, y me quedo impresionado de cómo se acuerda aún de esos detalles, del fraseo que hay que hacer, de la interpretación, y de un sinfín de cosas.
Su legado al frente del Orfeón ha sido impresionante, poca cosa más puedo decir. Ha montado casi un centenar de obras sinfónico corales, de las cuales cerca de sesenta obras nuevas fueron introducidas en el repertorio de la masa coral. Ha trabajado con las batutas más importantes y con las mejores orquestas europeas (Sinfónica de Berlín, Philharmonia Hungarica; Filarmónica de Munich; Orquesta de París; Sinfónica de Praga; Filarmónica de Varsovia; Filarmónica de Bucarest; Filarmónica de Estrasburgo; Orquesta de Burdeos; Orquesta de Toulouse; Orquesta Nacional de España; Orquesta de RTVE; Orquesta de Radio France, Orquesta de Cámara de París o la Orquesta Nacional de Ucrania, entre otras muchas).
Todo en torno a la música
Es una maravilla escucharle cómo habla de los directores de orquesta con quienes ha trabajado. Guarda siempre un gran recuerdo hacia Antoni Ros Marba. Ha trabajado en varias ocasiones con él pero siempre le viene al recuerdo cuando trabajaron los dos por primera vez juntos, con tan solo 28 años los dos, y preparando un programa difícil, como son los Psalmus Hungáricus de Kodaly y la Cantata Jesucristo en la Cruz de Fernando Remacha.
Tampoco se olvida del gran Jean Martinon, que fuera titular de la Filarmónica de Londres y de la Orquesta Sinfónica de Chicago con quien trabajó el Daphnis et Cloé conjuntamente con la Orquesta de París en el concierto homenaje que el Gobierno Francés dedicó en el Centenario del nacimiento de Ravel. Le impresionó tanto que le dedicó una obra a Capella, “La Soledad de la Noche”, que se estrenó en un concierto a Capella del Orfeón en el Teatro Real de Madrid. Jean Martinon también se quedó impresionado del Orfeón: Cómo me gusta trabajar con coros, y que pocos he conocido con la calidad musical del Orfeón Pamplonés. Este coro hay que guardarlo como “oro en paño". Pero también siempre ha guardado una gran admiración a directores como Michel Plasson; Alain Lombard; Silva Pereira; Roberto Benzi; y a gente de casa como Pedro Pirfano o Javier Bello-Portu, entre otros muchos. Suele referir que de “todos los directores de orquesta se aprende muchísimo”.
Siempre suele recordar con gran satisfacción las palabras que le retransmitían su profesor de dirección y director de la Orquesta de Burdeos, Roberto Benzi: “El Orfeón Pamplonés tiene la mejor cuerda de tenores y de bajos de Europa”, o las palabras del manager de la Orquesta de Berlín: “El Orfeón Pamplonés es posiblemente el coro que mejor canta la 9ª Sinfonía en el mundo”.
Siempre le ha quedado la pena de tener que haber rechazado, por una serie de circunstancias, el concierto de Navidad en Berlín con la Filarmónica de Berlín con la 9ª Sinfonía de Beethoven en el Centenario del Orfeón, o la 2ª Sinfonía de Mahler con Jean Martinon en Londres con la Filarmónica de Londres, por fallecimiento del director pocos meses antes del concierto.



La vida en el Orfeón
Pero también me encanta escuchar anécdotas e historietas que suele contar del Orfeón, de las vivencias que ha tenido a lo largo de 40 años dentro de la institución, de los personajes que la han compuesto, de los viajes, de los conciertos, que me han servido para tener una idea de lo que ha sido el orfeón a lo largo de su historia, y cómo han sido las personas que lo han compuesto y que han dado todo por la institución. Las horas, el trabajo y el esfuerzo que han dedicado sin obtener nada a cambio, más que el ser la institución cultural más importante de Navarra, y llevar el nombre de nuestra tierra al resto del mundo. Aún se acuerda de las pocas horas que solía dormir porque tenía que ir a trabajar al banco, dar clases de música, preparar obras, coger el coche después de trabajar para ir a Madrid a hacer gestiones musicales e intentar llegar puntual a las 8 de la tarde a Pamplona para empezar el ensayo en el Orfeón… Y después de acabar de cenar, seguir analizando y estudiando partituras.
 Otro aspecto importante que quería indicar ha sido el papel que tuvo en la creación y consolidación de los Festivales de Olite, que posteriormente pasaron a denominarse Festivales de Navarra, y de los Conciertos Sacros de Pamplona. Por otro lado siempre ha sido un claro defensor de la música de los compositores navarros. En los conciertos a capella del Orfeón los autores navarros siempre han estado presentes. Ha sido el mayor divulgador y difusor de la obra de su maestro, Don Fernando Remacha. Su música ha estado siempre presente en todos los conciertos a capella de la masa coral, y durante su etapa en ella, el Orfeón ha montado toda la obra sinfónico-coral de su gran maestro.
 No quiero extenderme más porque puedo escribir muchas más páginas sobre su labor musical, sobre las innumerables anécdotas e historias que tiene en los diferentes coros que ha dirigido y muchas más cosas. Pero si que quiero agradecer a la Federación de Coros de Navarra la concesión de esta Medalla de Oro, porque ha sabido reconocer el trabajo y la labor de un gran músico humilde que durante más de 50 años ha dedicado su vida a la música coral, y sobre todo, a nuestra cultura.

Éste es Javier Aranegui Huarte

Javier Aranegui, de 28 años y que pertenece a la cuerda de bajos, es el representante delOrfeón Pamplonés que lanzó el chupinazo de inicio de las próximas fiestas de San Fermín, junto a la nieta de un miembro de la peña La Veleta.
Aranegui, que forma parte de las generaciones jóvenes del coro desde 2009, fue elegido en un sorteo realizado entre los orfeonistas en activo.
En un comunicado, el Orfeón Pamplonés destacó que Javier Aranegui se define como "muy de Pamplona y muy del Orfeón" y que tras conocer que ha sido la persona elegida para protagonizar el inicio de las fiestas "no durmió de la emoción".



Nacido el 4 de junio de 1988 en Pamplona, Javier Aranegui Huarte vivió en Portugal debido al trabajo de su padre desde los 8 años hasta los 18, fecha en la que volvió a su ciudad natal. Estudió en Portugal cuatro años de Solfeo y Lenguaje Musical, además de tres años de Fagot. Ya de vuelta en Pamplona estudió la carrera de Sociología en la UPNA (2006-2010), con premio final de carrera de su promoción. Fue becario tras terminar la carrera en el observatorio navarro de Empleo en fuentes de estadísticas de Paro registrado, Seguridad Social y contratos de Navarra.
Trabaja actualmente en el departamento de Marketing de Saint-Gobain abrasivos, antigua Norton. Javier Aranegui entró en el Orfeón en el año 2009, pero pertenece a una familia muy vinculada con la institución.
Es nieto de José Antonio Huarte, quien fuera director durante veinte años desde 1973. Biznieto, nieto, hijo, sobrino y primo de orfeonistas (tiene dos primos pequeños en el Coro Infantil), Javier ha conocido y admirado al Orfeón Pamplonés desde pequeño. Al poco tiempo de volver de Portugal solicitó la prueba de voz para ingresar en el coro. Es miembro de la Peña de la Única desde el 2008, con la que colabora activamente.

“Lanzar el chupinazo es un regalo de la vida”
Javier, nieto de José Antonio Huarte,  siente una verdadera pasión por las fiestas y es la cuarta generación de su familia que forma parte del Orfeón.

                                                (CONTINUARÁ)

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